Liberándose del enojo reprimido
Buscando curación desde adentro hacia fuera. Una vez que los participantes de habla hispana adquieren las herramientas del programa Guiando la Rabia en Poder (GRIP por sus siglas en inglés) pueden controlar la ira.
La ceremonia fue coordinada con la ayuda de la directora ejecutiva Kim Moore y Tare Beltranchuc, un residente de San Quentin y facilitador del programa en español.
“Estos graduados completaron el programa en su propio idioma”, dijo Kim Moore. “Necesitamos reclutar más personas que sean bilingües y puedan facilitar el programa en español”.
Reconociendo el impacto positivo que el programa ha tenido en la comunidad encarcelada de habla hispana. La directora se dirigió a la Tribu 315, “Ustedes saben que nosotros somos su familia”.
“En GRIP aprendí a entender mis sensaciones corporales que siento cuando estoy en peligro inminente,” dijo Ramiro Badajoz de la Tribu 315. “Me enseñó a entender el daño que yo le causé no sólo a mi victima sino también a su familia y a mi familia, a la sociedad y a mis amigos.”
Actualmente, GRIP no tiene la capacidad para expander este programa a todas las prisiones de California, comento Moore. Sin embargo, tenemos el deseo de llevar el programa de GRIP a las mujeres encarceladas y a los hispanos y también a la juventud.
Según el manual de GRIP, una de las metas del programa es sanar las heridas del pasado que aún no han sido procesadas y que contribuyen a la ira. Los participantes realizan un “inventario” de “asuntos inconclusos” en el que relacionan sus experiencias traumáticas con sus acciones violentas. Ellos internalizan el concepto que las personas heridas lastiman a otras y las personas sanas pueden ayudar a sanar a otras.
“Para mí, GRIP fue uno de los grupos que impactó a mi vida de una manera positiva,” dijo Fabio Fausto de la Tribu 315. “Me sanó internamente y pude liberarme de todo el coraje, resentimiento y odio del pasado. También rompió mi creencia que los hombres no lloran.”
Al inicio del programa se les pregunta a los participantes cuántos años han estado encarcelados. Posteriormente, los años de cada persona son añadidos y así es como nació la Tribu 315.
Desafortunadamente, Doctora Lucia de la Fuente, quien es la facilitadora de la Tribu 315, no pudo estar presente en la ceremonia por razones médicas.
A pesar de su ausencia, ella mandó un mensaje escrito que le tocó el corazón a toda la Tribu. Los participantes la extrañaron y le desearon una pronta recuperación.
“Querida Tribu 315, ¡muchísimas felicidades, Tribu de guerreros pacificadores! Aquí empieza su nueva vida como pacifica-dores. Es ahora responsabilidad suya el pasar este trabajo a las próximas generaciones. ¡Que se sienta la fuerza hispana y latina para que seamos nosotros quienes llevemos esta curación a todas nuestras comunidades!”
Al fin de su mensaje la doc-tora les recuerda a su Tribu 315. “Los esperamos acá afuera con los brazos abiertos y el alma bien contenta. Con la cabeza siempre en alto.”
Tranquilino Figueroa 65, uno de los que se graduó com-puso su propia canción en español refiriéndose a los cuatro elementos.
Enfrente de una audiencia y con el corazón abierto, él cantó su canción resonando las cuerdas de su guitarra, dándole vida a la canción que desplomó su pasado de violencia.
“Esta canción significa para mí la curación y las herramientas para poder procesar mis traumas y los traumas que he causado a mis víctimas,” dijo Tranquilino Figueroa.
La canción habla de como detener mi violencia, desarrollar la inteligencia emocional, practicar la conciencia activa y plena en la prisión y final-mente entender el impacto en la víctima, y mi propia victimización imaginaria. La curación llega a aquellos que la buscan.
“En pasado éramos el problema, hoy somos parte de la solución”, dijo Tare Beltranchuc. “Ahora que podemos transformar la ira en poder, tenemos el poder para construir familias y relaciones saludables. Poder para contribuir a construir una mejor sociedad. Que nuestros pasados no se convierta en el futuro de al quien más”.