El lenguaje se ha convertido en un obstáculo para los latinos que se encuentran en aislamiento en cárceles de máxima seguridad, según un artículo en el Washington Post.
Prisiones estatales y federales de los Estados Unidos usan unidades de máxima seguridad para albergar a miles de reos relacionados con pandillas o por razones de seguridad.
Abogados de La Unión de Libertades Civiles (ACLU) y el Centro de Justicia MacArthur están representando a Nicolás Reyes, quien dice que la barrera de lenguaje ha sido un obstáculo para que él salga del aislamiento, según el artículo.
Aunque las instituciones que albergan a reos de alto perfil han comenzado a implementar programas en etapas para ayudar a que estos individuos salgan del aislamiento y se reintegren a la población carcelaria general, es difícil para los que no hablan Inglés.
Vishal Agraharkar, abogado de UCLA dijo que, “el programa de escalamiento no es significante cuando los prisioneros no tienen acceso a este. Ciertamente en este caso, ha mantenido a alguien (en aislamiento) sin una justificación real.” Reyes alega que él no ha sido incluído en clases de inglés.
Uno de los requisitos para la reintegración es escribir un diario de las actividades personales mientras dura el encarcelamiento. Los reos tienen que escribir sus diarios en inglés.
Existen varios reos que tampoco pueden llenar este requisito porque no escriben inglés.
Reyes, un inmigrante salvadoreño, se encuentra recluido en la prisión Red Onion del Departamento de Correccionales de Virginia.
Los abogados de Reyes alegan que el solamente tiene una hora de recreación por día en una jaula y hay veces que pasa semanas sin poder salir. También alegan que cuando tiene oportunidad de salir, es sometido a una revisión corporal que incluye mostrar sus partes íntimas, según el artículo en el Washington Post.
El propósito de estos programas es ayudar a los reos a mostrar mejor comportamiento y a la vez les otorga ciertos privilegios como acceso a las tiendas de alimentos (las cuales son administradas por los departamentos correccionales), poder ver televisión, y más libertad de movimiento de acuerdo al artículo en el Washington Post.
En el pasado, varios hispanos que llegaron a pasar tiempo en las unidades de seguridad especiales enfrentaron problemas similares a los que enfrenta Reyes.
J. López, un inmigrante mexicano, no hablaba inglés y estuvo en el SHU (Unidades de segregacion), de Corcoran, California.
“Me era muy difícil poderme comunicar con los oficiales ya que siempre me hablaban en inglés y yo no podía entenderles. Recuerdo que cuando me esposaban no sabía que me decían e incluso en una ocasión casi me golpean porque no entendí lo que me dijeron y me moví antes que ellos me lo indicaran,” dijo López en una entrevista con SQ News. “Muchos otros paisanos pasaban por la misma situación.”
California enfrentó problemas similares hasta que llegaron a un acuerdo legal en el caso de Ashur v. Brown. La demanda estaba relacionada con las condiciones de confinamiento en las unidades de segregación de la prisión (SHU). Los cambios se enfocaron en reparar los problemas de aislamiento por violaciones basadas en el comportamiento, más que por pertenencia a una pandilla, según un artículo en Del Norte Triplicate (www. triplicate.com).
Oficiales de la prisión de Pelican Bay decidieron cambiar el programa de aislamiento. Pelican Bay albergaba a cientos de prisioneros de alto perfil como líderes de pandillas entre otros hasta que las autoridades decidieron convertirlas unidades en una prisión de baja seguridad.
De acuerdo a ese arreglo, el Departamento Correccional ha dado a cientos de reos que se encontraban en las unidades de segregación (Security Housing Units, SHU) la oportunidad de aprovechar los privilegios otorgados al resto de la población.