Pablo Luna—La comunicación con mi familia es por carta y por teléfono. Mis hermanos tratan de venir a visitarme una o dos veces al año porque viven lejos. A pesar de que nos comunicamos seguido, todavía extraño la comida de mi casa, ya que mi mamá hacia el mole y carne con chile. También echo de menos a toda la familia. Ellos siempre se preocupan por mí. Por eso he tratado de compartir con mi familia lo que he aprendido en los programas y contestar algunas preguntas que nos ayudan a superarnos.
—Por Gerardo Sanchez-Muratalla
Jesús Moreno—La comunicación con mi familia al principio fue por medio de una tercera persona, y también por visitas de algunos de mis familiares incluyendo mi esposa e hija porque está más cerca de la frontera con México. Ahora no tengo visitas de otros familiares porque estoy más lejos. En la familia, nunca habíamos estado en esta situación de tener a alguien lejos y en prisión.
—Por Pedro Espinal
Rafael Rojo—Muchas veces he sentido que estoy solo u olvidado. Esto es algo que no puedo evitar. Pero el apoyo de mi familia me alienta, porque me ayuda a soportar y superar todo obstáculo. De esa manera venzo la soledad y la tristeza.Todos los días los extraño mucho y quisiera verlos, abrazarlos y decirles especialmente en los días festivos lo mucho que los quiero y lo importante que son ahora para mí; pero en persona. El saber que ellos están muy bien llenos de salud y felicidad me da mucho gusto. También me siento feliz saber que la próxima navidad si Dios quiere estaré celebrando con ellos en persona.
—Por Pedro Espinal
Catalino Avelino—Tengo una buena comunicación con toda mi familia, incluso con mis hermanos en México. No tengo visitas, pero hablo por teléfono con mi hijo y un amigo. Extraño mucho las comidas, mi cuidad, mi casa, y claro, a mis hermanos. Aquí en prisión le doy consejos a los jóvenes de como rehacer su vida y si algún día recuerdan, quiero que me recuerden como a una persona que les dio un consejo y ojala que sea útil en su vida.
—Por Gerardo Sanchez-Muratalla
Anicasio Garcia—La relación con mi familia ha cambiado un poco inevitablemente. Siento que a pesar de que no se han olvidado de mí y que tenemos comunicación, el hecho de no poder compartir momentos especiales hace un pequeño cambio en nuestra relación.
—Por Pedro Espinal
Estar encarcelado lleva a las personas a experimentar retos como la separación familiar y el quiebre de relaciones familiares y amistosas las siguientes viñetas exploran los sentimientos alrededor del encarcelamiento y cómo los presos tratan de mantener sus vínculos familiares.
Jose Mujica—No tengo visitas ya que mi familia vive en Los Ángeles y está muy lejos y no quiero que se arriesgue al venir a verme, porque si pasará algo me sentiría culpable. Hablo con ellos cada semana por teléfono. Mi familia está al pendiente de mí. Especialmente mi esposa ella es la “mera, mera”. Agradezco a Dios que les ha dado y puesto un buen corazón a toda mi familia y más no puedo pedirle. Solamente le pediría a Dios que me dé la oportunidad de salir a su tiempo, no en el mío.
—Por Gerardo Sanchez-Muratalla
Juan Luis Ramírez Ruiz—En mi familia siempre hemos estado juntos, mi papá, mamá, y mis hermano (as). Ellos me siguen apoyando en todo y nunca me han dejado sólo. Hablo por teléfono con ellos todos los días, especialmente los fines de semana.
También, cada fin de semana vienen a visitarme, ya sea mi papá, mi mamá, y mi vecino. Además tengo a otras personas que están en espera de ser aprobadas, a toda mi familia, especialmente mis abuelos, tíos (as), y primos (as). Imagínate, somos más de 100 de familia.
—Por Gerardo Sanchez-Muratalla
Noé Ramírez—La relación con mi familia está muy bien. Hablo por teléfono con mi madre y hermanos dos veces a la semana. Además, le escribo a todos mis hermanos (as) y también a mi mamá. Ellos siempre me han apoyado mucho, ya que antes había tenido problemas de comportamiento. A los 13 años estuve en la juvenil, primero un mes y una semana, luego la segunda vez un mes, y después la tercera vez 4 meses. Finalmente, esta vez tengo una sentencia de 10 años. Los únicos que no tengo contacto es con mis hijos, y extraño mucho esa relación y convivencia.
—Por Daniel López
T. Sosa—La relacion con mi familia es buena, yo diria que 80%. Recibo visitas cada 20 días ya que tengo varias personas aprobadas. Además, hablo por teléfono cada fin de semana con mi esposa e hijos. Con mis hermanos y sobrinos hablo cada mes lo que más extraño es mi libertad en general, la comida, la familia, y el campo.
—Por Gerardo Sanchez-Muratalla
Santiago Valencia—No he visto a mi familia desde el 2003, cuando me vine de México. En el 2011 me arrestaron. Cuando caí en la cárcel, hablaba cada cinco días por teléfono con ellos, después me comuniqué menos por falta de recursos. Ahora en prisión tengo comunicación por carta porque no tengo acceso al teléfono. Me
siento contento porque ellos siempre están conmigo y pues cuando les escribo o recibo cartas de ellos siempre me dicen que están a mi lado. Extraño y quiero mucho a mi familia, a mis hijos, nietos y esposa porque ya tengo mucho tiempo acá.
—Por Daniel Lopez
Por privacidad algunas personas pidieron omitir su nombre completo e fotos.