Lamentando Nuestras Pérdidas (MOL) efectúa una marcha silenciosa en el campo deportivo de San Quentin, en honor a las vidas perdidas por coronavirus
La hermandad de los prisioneros en San Quentin hizo acto de presencia desde las primeras horas de la mañana del 5 de noviembre, cuando los voluntarios y trabajadores hacían los preparativos para el evento Mourning Our Losses (MOL).
MOL, es una entidad no lucrativa que tiene sus oficinas centrales en Texas, creada para honrar a todos aquellos que fallecieron mientras vivían o trabajaban detrás de las rejas y para detectar y sacar a la luz el costo moral de la encarcelación masiva nacional, de acuerdo con la página Web de la Organización.
La cofundadora de MOL Kirsten Pickering, apoyo el evento para dar la oportunidad a la comunidad de San Quentin de reunirse y honrar la memoria de las vidas de aquellos que fallecieron durante la pandemia de COVID-19 y así mismo celebrar la vida de ellos.
El evento dió inicio en forma muy emotiva con un desfile en silencio en muestra de solidaridad, mientras se oía la canción “Adiós” (Good bye). Al avanzar, los prisioneros, empleados y voluntarios sostenían nostálgicamente en sus manos fotos y bosquejos de amigos y familiares que perdieron la vida detrás de las rejas. Al término de esta caminata se rindió tributo a las personas que perdieron la vida con un momento de silencio, seguido por 27 campanadas que representa la infinidad en la religión Budista.
En este significativo evento asistió personal educativo de Mount Tamalpais College (MTC), voluntarios de los programas de ayuda propia, líderes religiosos y otros visitantes. Así mismo, este acontecimiento contó con la participación de violinistas, poetas, guitarristas y cantantes, quienes presentaron canciones apropiadas a la ocasión. Los oradores ofrecieron palabras de ánimo e inspiración a los asistentes, destacando un mensaje de comprensión, amor y consolación a la audiencia.
Entre los presentes se encontraba Nicolas Appert de 25 años de edad, un interno que llegó al evento para honrar la memoria de su amigo Mike Hampton. Appert dijo al SQNews, “Hampton era como un hermano mayor para mí, su partida me lastimo mucho pero yo sé
está en Gloria.”
Pickering expresó, como ella se preocupó cuando la gente infectada de COVID estaba muriendo en las prisiones, condados, cárceles juveniles y centros de detenciones de inmigración.
Ella inició con MOL como voluntaria después de que ella leyó los estudios de la Universidad de California en Los Angeles (UCLA). “Proyecto de Estadísticas de COVID-19 Detrás de las Rejas”, que muestra que los brotes y muertes fueron ignorados.
Bruce “Bro J” Bowman de 66 años de edad, experimentó los estragos de la pandemia muy de cerca. La administración lo traslado de la Unidad “H” (área de dormitorios) a una celda del “Edificio Norte” donde supuestamente estaría más protegido. Bowman dijo, “Por un lado quisiera acusar a la administración por las inconveniencias, pero por otro lado entiendo que la pandemia fue algo nuevo para San Quentin y para el mundo entero.” Él agregó, “Cuando el sargento Polanco sucumbió al Covid todos nosotros en el edificio “Edificio Norte” sentimos la pérdida de un hombre bueno
Kelsey Kauffman, fundó el programa, Mourning Our Losses, (MOL). Ella trabajo y estudio acerca de las prisiones por 50 años. Posteriormente dirigió el programa de colegio en la prisión de mujeres en Indiana por seis años, siempre apoyando a los encarcelados. Al darse cuenta que los políticos y oficiales no estaban poniendo atención a la sobrepoblación en las prisiones, ella uso su energía y tiempo para disminuir el número de prisioneros(as).
Giovani Mayo lamentó la pérdida de su compañero de celda, quien murió días después de ser infectado por el Covid 19 en el condado de Los Ángeles. Mayo expresó, “Para mí era solo mi amigo, pero pienso que es una situación muy difícil para la familia, sus padres, hermanos ya que es algo doloroso que nunca se les va a olvidar”. Danny Chairez se enteró a través de una llamada telefónica, que su tía y abuelo habían sido infectados. Chairez reveló al SQNews, “Unas semanas después mi tía murió, pero la salud de mi abuelo mejoró y pudo regresar a casa. Sin embargo, la salud de mi abuelo se agravo nuevamente y regresó al hospital donde meses después falleció sin que nadie pudiera visitarlos”.
Ascensión Hernández comentó que durante la pandemia le fue “De la fregada”. Él se infectó estando en la Prisión Delano. Hernández dijo, “experimente síntomas de presión sanguínea muy baja, respiración dificultosa y falta de apetito. Sin embargo, estoy muy agradecido con las enfermeras y doctores de Delano porque hicieron un buen trabajo, de lo contrario no estaría dando esta entrevista en vivo”.
Al final del programa, las conversaciones continuaron entre organizadores, internos y visitantes, quienes coincidieron que lo más triste de perder un ser querido, fué el no poder despedirse de ellos.
—Richard Fernández contribuyó con este artículo.