Existen 24 millones de niños en América, y por cada tres, uno vive sin un padre biológico en el hogar, calculó el U.S. Census Bureau.
La ausencia de un padre en la familia puede ocasionar: problemas de conducta, abuso y negligencia, mortalidad infantil, uso de drogas, abandono escolar, obesidad un aumento en la probabilidad de ir a la prisión, de acuerdo a un estudio realizado por el National Fatherhood Initiative.
Para ayudar a remediar el problema, algunos presos de la Prisión de Solano en el Estado de California se han aliado a una clase de paternidad llamada Parenting Inside Out.
En la clase, los presos descubrieron que para ser un buen padre primero era necesario analizar sus propias relaciones con sus padres, mencionó Justine Lee en un artículo escrito por la KALW, “Ser un padre desde la prisión”.
Al ser cuestionados sobre sus experiencias con respecto al tipo de disciplina que recibieron durante su infancia, los hombres comentaron que la disciplina fue necesaria, pero también era indispensable una explicación del “porque” de la disciplina.
El preso Abraham Glasper declaro “Debido a que no existe un manual de cómo ser un buen padre y debido a que en muchas ocasiones nuestros padres solamente nos transmiten lo que sus padres les enseñaron, esta es una oportunidad para aprender cosas que no recibimos de nuestros padres”.
Dameion “Nation” Brown, un preso que estuvo en la Prisión de Solano, añadió, “Las cosas que no pude enseñarle a mis hijos, se las enseño a los prisioneros jóvenes de la prisión”.
Dameion fue encontrado culpable de abusar físicamente a sus hijos y recibió una sentencia de 23 años a vida. En la clase de paternidad aprendió a cerca de los efectos dañinos del castigo corporal.
Brown obtuvo su libertad condicional gracias a que el Dr. Mary Jo Bauen abogo por él. Bauen trabaja para Community Works West y dirigió la clase de paternidad a la que asistió Brown.
A partir de su liberación condicional, Brown fue contratado para el manejo de casos en el Community Works West, una organización que ayuda a personas de 18 a 25 años que han salido de la prisión. Brown participó el verano pasado en la producción de “Otello” de la Compañía de Marín Shakespeare.
En la Prisión Estatal de San Quentin, L. Harrison fue entrevistado con respecto al efecto negativo que su encarcelamiento ha tenido en sus hijos. “Creo que debido a que mi padre no formó parte de mi vida”, Harrison dijo, “No tuve esa figura paterna para imitar como debe ser un buen padre. Un aspecto importante de estar involucrados en la vida de nuestros hijos es poder ayudarles a identificar quienes son y su importancia dentro de la familia”.