Perder a la madre, una de las experiencias mas duras de la vida en prision
Perder a un ser querido, en especial a una madre, es una de las experiencias más dolorosas en la vida de una persona. Y es aún más difícil cuando la noticia se recibe dentro de prisión. La imposibilidad de compartir el duelo agrava la pena por el fallecimiento y empeora el sentido de soledad en la cárcel. Nada puede ayudar a paliar el dolor.
Para Gilberto López, de 25 años, la muerte de su madre en 2019 ha sido uno de los momentos más amargos que ha tenido en la vida.
“Es muy difícil en prisión encontrar alguien en quien confiar y que puedas expresar el dolor por el que estás pasando en un momento tan difícil como es la pérdida de un ser querido”, dijo López. “Mi vida ha cambiado porque se ha ido una parte de mí. Se fue mi confidente, la única persona a la que le podía contar cosas que a nadie le contaría. Recuerdo que antes yo platicaba con mi mamá y le decía que se iba a aliviar y que me iba a ver salir”.
López creció en una familia de seis personas. Sus padres, Amalia y Martín, sus hermanas Wilma de 34 años y Claudia de 36, además de un hermano menor, Sebastián, de 19 años.
Durante su niñez y adolescencia López pensaba que su familia era como las demás. “Teníamos nuestros problemas pero la pasábamos bien. No teníamos mucho dinero, así que las comodidades no eran muchas pero mi madre se esforzaba por hacer nuestra vida mucho más llevadera”.
En el 2016, su vida cambió por completo. “Debido a la vida que llevaba cometí un crimen. Fui sentenciado a 30 años y esto me llevó derecho a prisión. Entonces muchos de los consejos que me daba
mi madre comenzaron a hacer eco en mi cabeza. El remordimiento por todo lo que había hecho y las malas decisiones que había tomado me enseñaron que lo que me decía mi madre era realidad. Ahora
me encontraba en prisión en un mundo diferente, en donde todos los amigos se esfuman como la espuma y la realidad lo hace a uno tocar fondo”, dijo López.
López dice que ahora cuando necesitaba a su madre cerca ya no la tenía. Únicamente la podía ver los fines de semana y eso hizo que finalmente apreciara lo importante que ella era para él.
“El venir a prisión me conectó más con mi familia, cuando estaba en la calle no teníamos conexión y nunca hablábamos de los problemas, pero aquí todos cambiamos. Nuestra relación se volvió más fuerte”, reconoció López.
En 2018, a los 51 años, la madre de López fue diagnosticada con cáncer de páncreas. “Esto la llevó a enfrentar un sinfín de quimioterapias y muchas visitas al médico lo cual fue muy difícil para la familia
y en especial para ella. Finalmente mi madre perdió su batalla contra el cáncer y falleció en agosto del 2019”, dijo López.
“Yo me enteré que mi madre había muerto un sábado cuando vinieron a visitarme. Parte de mí no lo quería creer aunque yo ya tenía la sospecha porque cada vez que quería hablar con ella me decían
que estaba dormida o que no estaba en casa”, recordó.
López dice que al recibir la noticia primero no quiso llorar, “Eso lo aprendí de mi madre, ella era fuerte, nunca lloraba, no mostraba sus emociones. “Me preocupé más por cómo se sentiría mi hermana
Claudia y mi hermano más pequeño”, dijo López.
Sin embargo, cuando regresó a su cel da sus sentimientos afloraron. “Ese día, cuando estuve solo, si lloré, me puse a pensar y a meditar en todas las cosas buenas de mi madre”, dijo López. “Fui a ver al sacerdote. También oré a Dios para que me diera fuerzas y sobreponerme a la pérdida de la persona que me dio la vida”. Cuando estuvo alrededor de sus amigos, López no quería mostrar sus emociones. “La prisión efectivamente influye porque es un ambiente machista, por eso es que no quería mostrar mi debilidad enfrente de las personas de aquí, por miedo a que me vieran diferente, ya que muchas veces usan la muestra de debilidad para abusar de uno”, añadió. “Es muy difícil en prisión encontrar alguien en quien confiar y que puedas expresar el dolor por el que estás pasando en un momento tan difícil como es la pérdida de un ser querido”.
López dice que el fallecimiento de su madre reforzó la conexión familiar aún más “ya que nos estamos dando ánimos para sobreponernos al dolor juntos y también me ayuda a echarle más ganas para salir y honrar su memoria’’, dijo.
En su tesis doctoral, James Bradley Shoemaker afirma que el proceso de encarcelamiento ya de por sí representa una pérdida aún antes que un prisionero pierda a algun ser querido. Sin embargo, el ambiente de la prisión desafía cada aspecto del duelo y el no poder vivirlo efectivamente, se traduce en una patología del duelo, reduce la calidad de vida y puede desembocar en conductas reincidentes.
López coincide: “Cuando las personas están enfrentando un dolor a veces se refugian en las drogas,
o se deprimen como una manera de salir más fácil de su problema. Pero las drogas y la depresión son
la peor forma de sobreponerse a las emociones de dolor y cuando tomas las cosas de una manera negativa el problema no se va todavía está ahí”.
Por ello, López aconseja enfrentar las cosas de manera diferente. “Muestra tus emociones porque si no lo haces eventualmente resurgirán. No se les olvide buscar ayuda porque siempre hay alguien que los puede escuchar. No te lo guardes”.