Prisioneros Cristianos se reúnen independientemente en compañerismo y adoración
En una mañana fresca y con una Biblia en mano, docenas de cristianos se reunían en la yarda para profesar su fe, buscar perdón y sanación.
La prisión de San Quentin está regresando a la normalidad, dándoles a sus reclusos la oportunidad de participar en las actividades cotidianas de antes. Mientras otras actividades sucedían en la yarda, ellos siguieron con su curso. Unos jugaban fúbol y otros jugaban baloncesto, compitiendo contra los equipos que llegaron a la prisión desde las comunidades de afuera.
Estos prisioneros de varias nacionalidades se congregaron y se guiaron con la palabra de Dios, usando las escrituras con sus biblias en la mano. Reflejaban así las escrituras del libro de Números, capítulo 21, versos 1-6.
“En el nivel mental la prisión siempre fue el fondo más bajo que hay pero ahora yo veo que hay la habilidad de hallar redención”, dijo Wilfredo Alarcón 50, un residente de San Quentin.
El coordinador, quien también es un recluso, dirigía el servicio y reflexionó en la importancia de la congregación entre los hermanos de su comunidad evangélica.
“Un hermano se disculpó porque no había venido aquí a congregarse con nosotros”, dijo Javier Pérez Trujillo, un residente de San Quentin. “Él se siente mal y le falta la hermandad de nuestra comunidad”.
Para muchos prisioneros el tener esa conexión positiva es importante ya que les ayuda a salir adelante en sus vidas. En el mundo de la prisión, es otra forma de renunciar sus comportamientos o mentes criminales.
“Yo he emprendido compartir experiencias con personas que nunca me había imaginado conocer y gracias a eso, cuando salga de este lugar, yo voy a poder ser un mejor padre, hermano o amigo”, dijo José Buendía, 53, de nacionalidad hondureña. “Poder comprender a la gente que está sumergida en las adiciones, me da la habilidad de ayudarlos a combatir sus adiciones”.
Mucho buscan la manera en cómo salir adelante en sus vidas participando en programas de auto rehabilitación y otros lo hacen buscando la salvación en sus religiones. San Quentin les da la oportunidad a sus reclusos de mejorar sus vidas y sus comportamientos.
Durante los tiempos festivos ellos se fortalecen en su religión, recordándose que sus familiares los extrañan y los esperan con brazos abiertos.
El coordinador habló sobre la voluntad de Dios y la importancia del comportamiento y cómo reconocer los defectos humanos.
“Satanás sólo viene a robar, matar, y destruir, pero Jesús Cristo viene a darnos una nueva vida” , dijo Pérez Trujillo.
La humildad hace que uno sepa apreciarse.
“Cuando uno llega a la prisión uno cree que la vida se le acabó, pero este grupo en la yarda me está ayudando”, dijo Martin Carrillo, de nacionalidad guatemalteca. “Mi vida está cambiando y sé que todavía estoy en un proceso para mejorar mi vida”.
Al fin de sus servicios y antes de retirarse, ellos se congregan en círculo, oran y se abrazan, despidiéndose mientras regresan a sus celdas.