Prisiones de centro y suramerica
operan muy diferentes de EE.UU.
Exponiendo la estructura de las prisiones en Latinoamérica.
A profesionales como el profesor Michael Reed, se les ha dado la tarea de estudiar y visitar docenas de prisiones en Latinoamérica, con el solo propósito de investigar si el sistema carcelario trabaja en países del tercer mundo, según reportó Steven Dudleys de InSight Crime.
“Comencé a visitar prisiones en 1995, en Venezuela, cuando trabajaba como monitor de derechos humanos de las condiciones de personas privadas de la liberad”, dijo Michael Reed. “Esto hacía parte de un programa para impedir la tortura”.
Durante una entrevista con Insight Crime, Reed compartió sus experiencias dentro las prisiones de Latinoamérica. Señalando, que cuando visitó una prisión se sintió atrapado entre la sobrepoblación.
El peligro dentro estas prisiones era evidente y las autoridades penales requirieron que el señor Reed firmara no hacerlos responsables por su vida. Derribando alguna esperanza de protección por parte de la autoridades.
Traicionado por el miedo y el olor que le atacó, se preguntó el mismo “¿A dónde están los barrotes?”, buscando la salida. Segundos después, sus pies se introdujeron a una ciudad repleta de seres, sumergida por la oscuridad, sin ninguna protección, según el reporte de Dudleyes Insight Crime.
Desde los 50 y 60’s las cárceles en Latinoamérica fueron diseñadas para retener a unos 1.500 reclusos a plena capacidad. La población en esas mismas prisiones creció a 3.000 personas en los 90’s.
La famosa prisión, La Modelo (Bogotá, Colombia) fue construida para un contenido de 300 a 350 personas (es una capacidad muy mínima.) Ahora alberga entre 1.200 y 1.800 personas.
Sorprendentemente, la comunidad encarcelada se organiza para poder mantener las necesidades de todas esas personas con solo 5 baños a su deposición. ”Lo veo como un gobierno mágico”, comento Reed.
“Para mí la magnitud de orden que ellos [los reos] pueden producir, es simplemente fenomenal”, dijo Reed. “… Todo se basa principalmente en el miedo, pero esa disciplina puede funcionar”.
La manera como los reclusos se comunican entre ellos mismos es otra forma de funcionamiento. Los códigos: gritos y alaridos ahogados, son elementos muy importantes.
“En estas prisiones tu vida está en las manos de los que tienen el control adentro”, dijo Reed. “En Colombia y Chile las cárceles están tan bien estructuradas que inmediatamente saben cuándo alguien ajeno está en sus patios”.
El artículo añadió, que uno de los elementos críticos para poder sobrevivir dentro de esta prisión en Bogotá, es el acceso al agua. En ciertas áreas no solo se necesita para consumirla, es también esencial para lavar ropa.
En El Salvador, las condiciones dentro las prisiones fueron peor aún. Reed entró a la prisión con un colega y de inmediato grupos distintos los llevaron a lugares aparte. Esa experiencia lo causó a perder la noción de con quién estaba. Él se encontró completamente aislado. Nadie se estaba comunicando con Reed hasta que lo llevaron a un espacio aparte donde apareció la persona que controlaba la prisión (el líder de la pandilla).
Era claro que alguien (no las autoridades) había dado una orden para que Reed y sus colegas fueran interrogados en esta prisión.
El sistema en el Salvador, Colombia, Chile, y Honduras es diferente en comparación de los EE.UU. Según el reporte, en Latinoamérica, las prisiones son operadas por el crimen organizado.
Reed compartió una situación en donde los guardias de una prisión en Honduras entraron con él a la prisión, con rifles de largo alcance, aclarando que normalmente, estas armas solo existen adentro, cuando son conseguidas ilegalmente, por los reos.
Según Reed, los guardianes los dejaron en medio de la prisión, solos, sin nadie a su lado. Abandonado a su suerte con sus colegas, ellos caminaron hasta que el jefe (un preso) habló con ellos.
El orden y la violencia son parte del control.
Según el reporte, en los años 90’s hubo casos de tortura en La Modelo. Como tortura, arrojaban a prisioneros en pabellones, con oscuros agujeros. Llenando recipientes enormes con agua, hacían que se la personas se metieran dentro por horas causándoles espanto.
El reporte concluyó enfatizando que es importante no seguir cometiendo el mismo error de retener a reos en esa clase de instalaciones que ahora están operando, cuando no hay nada humanamente posible que se pueda hacer para cambiar las condiciones.