Muchas mujeres encarceladas pueden ayudar a prevenir las conductas de riesgo en sus hijos adolescentes a través de la forma en que se comunican con ellos.
La separación entre madre e hijo puede estar vinculado con altos niveles de ansiedad y depresión, reveló un estudio publicado por el Johns Hopkins University Press.
Los Estados Unidos está clasificado como el país con más mujeres encarceladas. Aproximadamente, el 60% de las mujeres vivieron con sus hijos antes de ser encarceladas. Una tercera parte de estas madres reportaron tener más de un hijo. Más de la mitad de estos niños están entre las edades de 10 y 17 años.
Muchos de los niños bajo el cuidado de niñeras han experimentado traumas en el pasado como resultado de las condiciones de vida que llevaron y principalmente por el encarcelamiento de sus madres. La falta de contacto con sus madres genera sentimientos de aislamiento y abandono, lo cual contribuye a un estrés psicológico.
“Realmente deseo esos momentos que acostumbrábamos a compartir antes que la encarcelaran”, comentó una joven en el estudio. “Algunas veces me enoja el que no este conmigo… y que haya hecho lo que hizo, por que me pregunto ¿Porqué tenia que hacer eso? ¿Porqué esta encarcelada? Es difícil el no poderla ver. A veces me entristezco al ver películas y me enoja observar como los otros niños se reúnen con sus padres y sus madres”.
Muchos de los problemas abordados en el estudio se referían a la conducta infantil, educación y planes a futuro. De acuerdo al reporte, las madres estaban muy interesadas en la vida de sus hijos y frecuentemente participaban en la disciplina de sus hijos junto con las niñeras cuando se les permitía.
“Cuando hablamos, es como si fuera una conversación. Es como si me preguntara como estoy, que hay de nuevo y cosas por el estilo, yo le pregunto a cerca de sus amigas en la prisión y otras cosas”, comentó un jovencito.
Muchas de las conversaciones con sus madres abarcan diferentes temas entre los cuales se encuentran, deportes, escuela, novios, novias, circunstancias de la vida diaria y la fecha de salida de la madre.
Los hijos de las madres encarceladas todavía obedecen la disciplina de sus madres. Una niñera describió como una madre, a pesar de estar encarcelada, todavía tenia influencia sobre el comportamiento de su hijo.
“Mi mama todavía realiza su función como madre porque tengo que platicarle a cerca de la actitud de mi hermano… mi madre tiene casi la misma actitud que él, creo que mi hermano lo heredo de ella”.
“Algunas veces le digo a mi madre, tienes que hablar con él a cerca de esto. Así que ella platica con mi hermano y en realidad lo tranquiliza a pesar de estar encarcelada. Cuando la madre platica con su hijo, este mejora su actitud”, añadió la niñera.
Algunas de las relaciones entre madre e hijo pueden describirse como cercanas y otras como caóticas. La mayoría de los niños describieron sus relaciones con sus madres como cercanas. Después del encarcelamiento, muchos niños reconocieron los errores de sus madres y expresaron desilusión y enojo a cerca de sus malas dediciones. “A pesar de esto, la gran mayoría de los jóvenes respetaron a sus madres y anhelaron una relación mas cercana”, reveló el estudio.