Después de haber sobrevivido el impacto del COVID-19, prisioneros de mayor edad luchan en retener lo que han aprendido en la es- cuela, los grupos de autoayuda, terapia física, y en los programas de entrenamiento vocacional. Éstos programas requieren un nivel de con- stante participación, especialmente para los prisioneros de la tercera edad.
“Como una persona que tiene una pierna amputada, necesito aprender a caminar con mi prótesis de mi pierna derecha, pero solo me han permitido asistir a mi clase de terapia física una sola vez,” dijo Leonard King, de 63 años de edad un prisionero sobreviviente de la pandemia en San Quentin.
Desde antes de la pandemia del COVID-19, CDCR hospedaba prisioneros de alto riesgo médico en San Quentin. La mayoría de es-tos hombres tienen 60 años o más de edad lo cual los hace más vulnerables a diferentes enfermedades debido a sus condiciones existentes.
Steve Rothschild, de 75 años también sobrevivió la pandemia en San Quentin. Rothschild ha estado en la prisión por los últimos dos años. Él estaba trabajando en la Industria de Autoridades de la Prisión (PIA) en el programa de codificación de computadoras, antes de que la prisión suspendiera todo los programas debido al coronavirus.
Los ancianos no retienen información de igual mane-ra que la gente joven,” dijo Rothschild. “A mi se me ha olvidado mucho lo que ha aprendido. La práctica, práctica, practica, no se puede sustituir, pero esto es im-posible sin mi estación de trabajo,” añadió Rothschild.
Ya han pasado más de 10 meses, y Rothschild está preocupado de poder avanzar al siguiente nivel de la clase por no tener la oportunidad de reforzar su habilidad en codificación de computadoras. Esto limita su potencial de aprender una carrera técnica o de obtener una fecha más cercana a suhabilitación, incluyendo los servicios religiosos han sido suspendidos desde Marzo. “No puedo asistir a la iglesia, lo cual es algo que me ayuda a mí a mantener un espíritu saludable,” dijo Hurtado. “La falta de los servicios religiosos me deprime y me siento triste. Cuando no tenemos actividades y solo estamos sentados en nuestras celdas, nos causa depresión. Ahora me están transfiriendo a la Prisión Estatal de Corcoran y tengo miedo de que me vaya a contagiar con el COVID-19 en esta prisión,” él añadió.
Debido a la pandemia y al programa modificado, la población de reos no ha podido obtener certificados, o cronos de los programas de autoayuda, los cuales podría darles a los prisioneros créditos para ser liberados más rápida-mente o para tener sus fechas de audiencias de libertad más pronto. CDCR han otorgado 84 días de “créditos meritorios por buena conducta” a to-dos los prisioneros del estado, según su página de internet.
La población de prisioneros mayores de edad en California ha aumentado debido a leyes como: la de los tres strikes o leyes que requieren que los prisioneros sirvan 85% de sus sentencias. La mayoría de estas leyes fueron aprobadas al comienzo de los años 90’s, y obligaron a que muchas personas estén cumpliendo sentencias de vida o largas sentencias, antes de ser considerados para obtener su libertad condicional.
“Ha sido demasiado para mí, aunque no puedo hablar por nadie más”, dijo King, quien ha estado encarcelado por 25 años bajo la ley de tres strikes. “En cuanto a mí, no puedo predecir lo que me es-pera en el futuro debido a mi edad y mis condiciones médicas. Esta pandemia ha añadido otra sentencia de vida así mi sentencia de tres strike,” él añadió.
Algunos prisioneros de edad avanzada se encuentran en una posición difícil, en la que ellos se ven obligados a aprender nuevas habilidades laborales que les permitan obtener trabajo. Asimismo aprender nuevas herramientas para satisfacer los requisitos de la audiencia de libertad condicional, mientrassiguen siendo clasificados de alto riesgo por sus problemas médicos. Los prisioneros de edad avanzada saben que cuando regresen a casa es probable que nadie los quiera contratar para un trabajo forzado. Rothschild a la edad de 75, el cree que el programa de codificación de computadoras le pudiera haber dado la oportunidad de ganarse la vida al salir de la prisión como un diseñador de página web. Él también dijo que había completado la clase del Control de la Ira antes de la pandemia.
King a la edad de 65 años, recibió una negación de cinco años en su audiencia de libertad condicional. Ahora, él tiene que asistir a más programas de autoayuda para satisfacer las recomendaciones de la audiencia de libertad condicional durante un tiempo en donde todos los programas están cancelados.
“Me siento derrotado. Es deprimente no poder aprender las cosas que yo necesito aprender,” dijo King. “Necesito toda la ayuda que pueda conseguir, para que cuando llegué a casa pueda conseguir un trabajo y poder ser un ciudadano productivo para mi comunidad.”
Antes de la pandemia, San Quentin era conocida como la meca de todos los programas de rehabilitación de CDCR. Debido a eso los prisioneros de todo el estado han solicitado a sus instituciones ser trasladados a San Quentin. A pesar que los casos de corona virus en la prisión disminuyen, a nivel estatal siguen aumentan-do. Jóvenes y adultos por igual están a la expectativa de cuáles serán los próximos pasos de CDCR.