Un futuro brote de COVID-19 puede ser inminente y las consecuencias podrían ser más mortales, reporto El Project Marshall y la Prensa Asociada.
Lauren Brinkley-Rubinstein, quien dirige el Proyecto COVID en Prisión, dijo que ella no ha visto el cambio-sistemático necesario para enfrentar la próxima pandemia.
“Lo que hemos visto en las últimas semanas y meses es un retorno real, a lo mismo de antes, y me preocupa que las prisiones y cárceles no aprendieron mucho de todo lo que paso,” dijo Brinkley-Rubinstein.
Las prisiones aún carecen de espacio para aislar a prisioneros enfermos, y de logística estructural como sistemas de ventilación actualizados. Asimismo existe una demanda de emplea-dos y personal médico para una posible contingencia. Sin embargo, lo más efectivo es reducir drásticamente la población en las prisiones, declaró el Dr. David Sears, un especialista en enfermedades-infecciosas y asesor en salud correccional.
Cuando las prisiones están a su máxima capacidad y tienes dos personas en una celda de 2.5 x 3.2 metros (8 x 10 ft.) viviendo continuamente, es imposible crear cualquier forma de distanciamiento físico,” dijo Sears. “Nosotros tenemos que ubicar gente fuera de las prisiones para crear ese espacio.”
Aun cuando las infecciones han disminuido por el mo-mento, la situación sigue sien- do crítica debido a la propagación de las nuevas variantes del COVID-19 alrededor del mundo, dijo Dr. Sears. “Nosotros necesitamos tomar estas lecciones y asegurar-nos que las cosas que hemos aprendido después de tanto sufrimiento humano, no haya sido en vano.”
Las pólizas inconsistentes de los sistemas de corrección en el país, fallaron en prevenir infecciones positivas, las cuales alcanzaron cifras de hasta 25,000 prisioneros en una sola semana a mediados de Diciembre. La estadística de El Proyecto Marshall (The Marshall Project) indica que 3 de cada 10 prisioneros fueron infectados por el virus.
La escasez de personal ha sido un inmenso problema en Nebraska, Texas y otras prisiones. En el sistema federal la escasez de personal ha obliga-do a que maestros y otras personas vigilen a los prisioneros, reportó el artículo.
La presión por la falta de personal y el trabajar en un ambiente de alto riesgo, orilló a algunos empleados a dejar su trabajo. Ésta escasez de empleados ocasionará más problemas mientras siga aumentando la población en las prisiones, dijo Anton Andrew de La Sociedad de Prisiones de Pennsylvania.
“Ahí hubo definitivamente oficiales que estuvieron semanas sin tomar un día de des-canso y algunas veces trabajando turnos de 16 horas. Eso afecta mucho tu vida en casa y tu tiempo con la familia.
Tienes un agotamiento físico y mental”. Debido a que muchos miembros del person-al estuvieron enfermos duran-te COVID-19, los prisioneros tenían dificultades para obtener atención médica.
A pesar que en veinte esta-dos han administrado cuando menos una dosis de la vacuna a dos-terceras partes de su población de prisiones, un nivel más alto de lo anticipado; la mayoría de los sistemas penitenciarios tienen retrasos en la vacunación de sus empleados, dijo el artículo.
La disminución semanal de infecciones en prisiones ha causado que las prisiones levanten restricciones en las visitas, movimiento de prisioneros y uso de mascarillas, regresando a una aparente normalidad. Los prisioneros han estado más de un año sin visitas familiares, programas educacionales o recreación externa, y están ansiosos por socializar y tener acceso a más actividades. Sin embargo, defensores de los encarcelados temen que las prisiones estén bajando la guardia muy rápidamente, reportó El Project Marshall y la Prensa Asociada.
Tenemos que recordar que las prisiones y cárceles fueron impactadas mucho más fuerte que las comunidades de afuera, y en muchas jurisdicciones, tardaron en proveer vacunas a gente encarcelada,” Dijo Deitch, “Hay un sentimiento de que el COVID-19 se acabó, que la pandemia es cosa del pasado y ese no es justamente el caso.”
—Editado por Tare Beltranchuc