Por Daniel López, Reportero
Tras cuatro décadas en prisión, enfrente el reto de vivir en libertad. Después de pasar cuatro décadas
en prisión, Joe Ibarra de 86 años, quiere hacer historia.
“Quiero llegar a los 120 años”, dijo desde la casa de transición en la que se instaló en Los Ángeles desde
febrero de 2019, cuando finalmente obtuvo la libertad.
Para Ibarra, salir de prisión ha sido como volver a nacer. “Parece que nací ayer… Esta bonita la vida”, dijo.
Sin embargo, se ha enfrentado a un mundo en el que “la gente va caminando y hablando sola por la calle” y adaptarse no ha sido fácil.
“Salí sin documentos, perdí mi fe de bautizo, mi acta de nacimiento, seguro social. He tenido que batallar
para agarrar mi ID de California”, contó. “Fui a la oficina de libertad condicional y me mandaron a otra
oficina; me dijeron que tengo que demostrar que soy ciudadano, si no me van a quitar la ayuda”.
“Hace poco agarré mi seguro social para poder recibir ayuda de $600 dólares, que no ayudan mucho”, dijo Ibarra.
Al salir de prisión, Ibarra se integró en Los Ángeles a un programa de reinserción para personas recién
liberadas. El programa es dirigido por la Hermana Teresa y les brinda diversos apoyos para evitar la
reincidencia. Por lo regular, a las personas que salen de la cárcel se les da una pequeña fiesta de bienvenida con galletas y pastel.
Ibarra recordó lo difícil que fue el proceso para obtener la libertad. Cuando compareció ante el Panel
de Libertad Condicional (Board of Hearings) le negaron su salida porque en la opinión de los comisionados, él no mostraba remordimiento por sus acciones, además de que tenía mal récord en prisión.
En su penúltima audiencia, el panel lo encontró elegible para salir, pero poco después el gobernador vetó su salida.
“Me deshice de todas mis pertenencias, y una vez que el gobernador me quito el día sentí como que me apagaron las luces y solo me di valor, porque no me quería morir aquí como todos mis amigos”, dijo Ibarra. Finalmente Ibarra salió en libertad el 14 febrero del 2019. ‘El día de los enamorados”, recordó.
En la casa de transición donde fue hospedado les ayudan a conseguir empleo, pero Ibarra dice que están enfocados en gente joven. “Yo podría buscar trabajo en la construcción pero dicen que estoy muy viejo… Yo no me siento viejo, hago ejercicio, camino diario, pero es difícil”, añadió. Tras unos meses de estar en Los Ángeles, su hermano decidió traerlo a vivir con su familia en Bakersfield, California.
En marzo, poco antes de la irrupción del Coronavirus planeaba un viaje por primera vez en muchos años para poder conocer a parte de su familia que vive en Texas.
Ibarra dijo sentirse asustado pero agusto de estar fuera de prisión. Sin embargo, hay algo que extraña de
sus días en San Quentin.
“Extraño a mis amigos de la prisión. Aquí la gente es diferente, aunque gracias a Dios estoy libre y
contento ahora le pido a Dios que me permita vivir hasta los 120 años”, dijo Ibarra.