Los prisioneros en el estado de California trabajan un promedio de ocho horas por día, pero ganan centavos en vez de dólares.
José Ledesma de 69 años de edad y quien cumple una sentencia de 15 años, dice que su trabajo en la cocina de la prisión de San Quentin no le ayuda mucho porque debido a su horario le es difícil participar en programas de rehabilitación, además que solo gana 11 centavos por hora. “El sueldo es pésimo porque no me alcanza para nada”, dijo Ledesma.
Como parte de su condena, Ledesma debe pagar el 55 por ciento de su salario como restitución, lo que significa que mensualmente le quedan solo $6.92. Esa cantidad le alcanza apenasparacomprarsusUltrex vitaminas que cuestan $5.80 y una pasta de dientes de las más baratas. Fuera de su alcance quedanotrosproductosbásicos como desodorante, cepillo de dientes, jabón y champú. Para comprar todo eso, Ledesma necesita trabajar alrededor de dos meses.
Además del bajo sueldo, el trabajo en la cocina de la prisión es muy estresante debido a la mala organización de los trabajadores. Ledesma dijo que tal vez si el sueldo fuera mejor, todos los trabajadores pondríanmásempeñoyserían más responsables.
Alex Bracamonte es otro preso de 61 años de edad que también labora en la cocina. El dijo que se siente un poco incómodo porque su empleo interfiere con su educación, pero el trabajo noespesadoysesientea gustoconsuscompañeros. “Me siento triste con ese salario, pero lo hago porque me gusta trabajar, me entretiene y me hace sentir que no estoy preso”, comentó Bracamonte.
Bracamonte tiene ocho meses trabajando. Empezó ganando ocho centavos y nunca le han subido el sueldo, pero aún así dice quetrabajarlehacesentir mucho mejor.
De acuerdo a un reporte del Prison Policy Institute, en una prisión del estado de California ningún prisionero puede ganar más de 37 centavos por hora trabajando en la cocina. (Estos salarios son solo para trabajos que no requieren ningún entrenamiento especial). Además del pago que recibe un preso algunos están sujetos a una deducción como el pago de restitución impuesto por las cortes.
El Título 15 del Departamento de Correcciones dice que “cuando un preso tiene una obligación de pago de restitución impuesto por la corte, el departamento de correcciones debe deducir el 50 por ciento o el balance de la deuda, cualquiera que sea menor de los salarios, o depósitos en la cuenta del preso sin importar la fuente de ingreso. Además se aplica una deducción adicional del 10 por ciento por costos
administrativos para un máximo total del 55 por ciento.
El reporte del Prision Policy Institute señala que los bajos salarios que se pagan a las personas encarceladas afectan sus posibilidades de éxito cuando son liberados.
“Con muy pocos o nulos ahorros, ¿cómo van a poder pagar el costo de comida, casa, salud, transporte, pensión para sus hijos y los costos de la supervisión?”, indica el reporte. “Las personas con condenas por crímenes graves no son elegibles para recibir beneficios como estampillas de alimentos y enfrentan barreras para encontrar empleo y vivienda. Muchos dejan la prisión (a veces) con un boleto de autobús y $50 en el bolsillo. Así que las ganancias de su trabajo en la prisión pueden ser esenciales para el éxito y supervivencia de una persona cuando regresan a sus comunidades”.